1 cuota de $15.500 sin interés | Total: $15.500 | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% |
1 cuota de $15.500 sin interés | Total: $15.500 | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% |
2 cuotas de $9.214,75 | Total: $18.429,50 | |
3 cuotas de $6.342,08 | Total: $19.026,25 | |
6 cuotas de $3.449,78 | Total: $20.698,70 | |
9 cuotas de $2.474,49 | Total: $22.270,40 | |
12 cuotas de $2.012,55 | Total: $24.150,55 |
3 cuotas de $6.604,55 | Total: $19.813,65 | |
6 cuotas de $3.637,33 | Total: $21.824 |
3 cuotas de $6.673,27 | Total: $20.019,80 | |
6 cuotas de $3.663,43 | Total: $21.980,55 | |
9 cuotas de $2.741,26 | Total: $24.671,35 | |
12 cuotas de $2.245,05 | Total: $26.940,55 |
La jirafa es muda. No habla, no contesta, no dice ni mu (porque en ese caso sería una vaca, claro). Nosotros lo sabemos, pero los animales de la selva no, y del más grande al más chiquito se burlan de ella. Por muda y por estirada. Aunque estirada sí que es, sobre todo, la parte del cuello. La jirafa es diferente y les da risa. Hasta que un día pasa algo terrible, peligroso, catastrófico. Y la jirafa, que no habla, se tiene que hacer entender; y los animales, que se ríen, se tienen que dejar de reír para entenderle. ¿Se podrá hablar sin hablar?