Bessie no cree en las hadas. Está segura de que no existen. Pero empieza a dudar después de conocer a su vecina, la señora Leaf, y entablar con ella una amistad de por vida. La señora Leaf no se parece en nada a un hada; pero es curioso, parece rejuvenecer con el tiempo… Una demostración contundente de que aún hay mucho que decir con los cuentos de hadas.
Una maravilla de la pluma mágica de Tony Ross, quien escribe e ilustra esta historia triste y al mismo tiempo emotiva y esperanzadora, con algo de filosofía por detrás.
