Emilia está preocupada porque aún no sabe atarse los cordones y además está por empezar primer grado. Pero muy pronto, y muy cerca, descubrirá un secreto maravilloso, de esos que cambian la vida de los niños (y también de los grandes).
El secreto de Emilia nos propone enfocar nuestra atención en el presente, con amabilidad y curiosidad. Cuando los chicos registran sus sensaciones corporales, emociones y pensamientos, pueden elegir mejor cómo relacionarse consigo mismos y con los demás. Se trata de reconocer cómo estamos, momento a momento.
Cuenta la autora...
«El secreto de Emilia nació de mi deseo de crear un puente entre grandes y chicos para que juntos podamos practicar mindfulness. Nada mejor que la experiencia creativa para conectarnos con nosotros mismos, con los demás y con el mundo que nos rodea. Para poder estar presentes, atentos y disponibles mientras se despliega la propia vivencia. El arte nos sensibiliza y nos permite identificar e integrar en el cuerpo lo que sentimos y lo que pensamos. Es un primer paso para aprender a transitar y aceptar lo que nos toca vivir».